domingo, 14 de agosto de 2016

José Santos Chocano , poeta Peruano reseña biografica

José Santos Chocano, conocido como el "Poeta de América" fue uno de los más grandes representantes de la poesía peruana y latinoamericana.

Nacimiento, estudios y periodismo: 


José Santos Chocano nació en Lima el 14 de mayo de 1875, a 54 años de la Independencia del Perú y a 4 años de la guerra del Pacífico. Sus padres fueron don José Félix Chocano de Zela y doña Aurora Gastañodi de la Vega.

Entre 1884 y 1886 estudió en el Instituto de Lima, culminando su educación secundaria entre 1886 y 1890, en el Colegio de Lima o Colegio Labarthe, dirigido por Pedro Adolfo Labarthe (1855-1905) y en el que fue incorporado como profesor de matemática. En 1891 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Mayor de San Marcos, pero se inclinó por el periodismo.


Anticacerista acérrimo


En 1895, acusado de conspirador contra el presidente Andrés A. Cáceres, fue apresado y recluido en la fortaleza del Real Felipe, donde se llevaba a los presos políticos en aquellos tiempos. Pero al triunfar la coalición cívico-demócrata formada por los adeptos al primer Partido Civil, fundado por José Pardo, y al Partido Demócrata, de Nicolás de Piérola, es nombrado secretario de la presidencia de Nicolás de Piérola.


Poeta, liberal y director


Entre 1895 y 1896 dirigió la revista “El Perú Ilustrado” y publicó sus poemarios “Las iras santas” y “En la aldea”. Preconizaba el principio de: “No hacer la guerra a ningún modo artístico, respetando las creencias literarias de todas las escuelas”, convirtiéndose en adalid de la libertad de  expresión de su tiempo.


Entre los años 1896 y 1897 publicó sus obras poéticas “La neblina”, “Azahares” y “La selva virgen”; así como su obra teatral: “Sin nombre”. En los años 1897 y 1898 dirigió “La gran revista” y fundó el diario “El siglo XX”.


Inicia su carrera política


Entre 1901 y 1903 viajó a la América Central, donde actuó de cónsul general del Perú y tuvo el encargo de promover la legalidad del arbitraje para el arreglo del litigio entre Chile y Perú sobre las provincias cautivas (Arica y Tacna). En 1904 actuó como encargado de negocios del Perú en Bogotá. Del 22 de marzo de 1905 al 24 de abril de 1906 fue secretario de la legación del Perú en España, pero tuvo que salir de dicho país porque, según dicen: “estuvo comprometido con negocios turbios; y a partir de ese momento sus andanzas y malandanzas

le volvieron a llevar a numerosos países de América”.

Su poesía no cambia, tampoco él


En 1906 publicó su obra teatral “Los conquistadores”. Sus principios juveniles de libre pensador lo ratificó cuando en 1906 dijo: “En el arte caben todas las escuelas como en un rayo de sol  todos los colores”. Publicó su poemario “Alma América”, de 100 sonetos. En 1908 viajó a Cuba, Santo Domingo y Estados Unidos. Se afincó en Guatemala, donde fundó el periódico “La Prensa”  entre dictadores y revolucionarios.


En 1912 radicó en México, colaborando con el presidente Francisco Madero desde el diario “La Nueva Era”. Cuando Madero fue asesinado, a Chocano lo expulsaron de México y anduvo por Cuba y Puerto Rico, y en Nueva York hizo proselitismo a favor de Venustiano Carranza y Francisco Villa, participando en los comités que funcionaban en  los Estados Unidos a favor de la revolución mexicana. Luego, en México actuó como secretario o consejero de Francisco “Pancho” Villa.


En 1919 retornó a Guatemala para actuar como secretario del presidente Manuel Estrada de Cabrera, otro de los dictadores en la serie de sus amigos. Cuando este presidente fue derrocado, Chocano casi fue fusilado y se salvó gracias a la presión de los escritores de América, España y Francia, y de gobiernos, como El Vaticano. Logró el indulto y regresó al Perú.


“Hijo predilecto” y “poeta de América”


En diciembre de 1921 regresó al Perú y fue declarado “hijo predilecto de la ciudad de Lima”. En 1922 publicó el ensayo “Idearium tropical”. Apuntes sobre las dictaduras organizadas y la gran farsa democrática. El 5 de noviembre de 1922 fue declarado “poeta de América” y  condecorado por el presidente Augusto B. Leguía. Luego, ambos personajes se distanciaron, como ocurre casi siempre en las relaciones de amistad y enemistad entre personas ambiciosas. En 1924 publicó su poema “Ayacucho y los Andes”.


La poesía de Chocano


“La poesía de Chocano -dice el crítico literario Jorge Cornejo Polar- gira sobre dos ejes fundamentales: la exhibición de una sensibilidad egolátrica y el tratamiento de temas americanos –geografía, historia. De la conjunción de ambos, primero como decisión de afirmación del propio poeta y luego como reconocimiento de un sector importante de la crítica de entonces, nació la caracterización de Chocano como ‘Cantor de América’. En realidad el americanismo de la poesía de Chocano, parcialmente entroncado con la experiencia inicial de Andrés Bello (1781-1865), es incompleto, epidérmico, y en exceso descriptivo, paisajístico. Excepcionalmente dotado para plasmar los tonos fuertes y las dimensiones más grandiosas,
Chocano confirma y perfecciona el estereotipo de América como exuberancia, tropicalismo y majestuosidad. Es sintomático que al recrear el paisaje peruano prefiera el selvático y el de las grandes cumbres cordilleranas al de los arenales costeños o las estepas serranas. En relación con una naturaleza así plasmada surge la acción histórica en términos de gesta heroica y de celebración solemne. Chocano canta sobre todo las glorias militares de América y diseña imágenes prototípicas del Incario: la Conquista, el Virreinato y la Emancipación. Detrás, en cada caso concreto, se advierte un proceso selectivo que opta, como en el paisaje, por la grandiosidad”.

“El cantor de América”

Chocano había hecho méritos para que se le reconozca como representante de América en la poesía. Jorge Cornejo Polar lo explica así: “En la poesía de Chocano, la visión de América es tan importante como la perspectiva que la produce. Chocano construyó cuidadosamente una imagen personal, casi un personaje, para ejercer desde allí su poesía. No sólo fue el ‘cantor de América’, fue también el paradigma del mestizo noble, la síntesis englobadora de dos ancestros imperiales: el incaico y el hispánico. Casi desde sus primeros versos, Chocano afirmó esta filiación y la mantuvo hasta el final, hasta “Oro de Indias”.


 A partir de ella legitimaba su americanidad. Al mismo tiempo, según se desprende de lo anterior, esa condición era asumida no a través de la representatividad sino de la excelencia: quien discurre en la poesía de Chocano no es nunca el representante de un grupo social, es el individuo que ocupa la cima más alta, aquel que se distingue de la masa y exige reconocimiento y pleitesía. Además de la raíz aristocrática, siempre mencionada, Chocano enfatiza el carácter excelso del poeta y la poesía, verdadero vértice de la humanidad.


Añade así la ‘aristocracia del espíritu’ -uno de los emblemas del modernismo- al diseño de su personalidad poética. Desde ella puede juzgar sin miramientos la vulgaridad de sus contemporáneos y construir selectivamente su propio mundo: un mundo desproporcionado, en más de un sentido ideal, en el que sólo existen las cimas de la naturaleza y el hombre.


Apenas en algunos fragmentos de su producción propiamente lírica, señaladamente en sus ‘Nocturnos’, Chocano dejó de lado el personaje con que se había recubierto a sí  mismo y permitió el despliegue de una emotividad mucho más simple y espontánea. El engalanamiento, la elocuencia y la solemnidad son reemplazados entonces por la sencillez, el tono íntimo y una insospechada resonancia de tierra y nostálgica tristeza”.


Perdones, ensayos... y sigue la poesía


El 10 de abril de 1927 el Congreso del Perú dispuso que el juicio fuese cortado. En el año 1828 publicó otro ensayo titulado “El libro de mi proceso”. En octubre de 1928 Chocano abandonó el Perú y se fue a vivir a Chile. En 1933 publicó el ensayo “El escándalo de Leticia ante las conferencias de Río de Janeiro”.


Muere en Chile pero su obra supervive


El 13 de diciembre de 1834 fue asesinado por un loco en Santiago. En ese año salía a la luz su poemario “Primicias de oro de Indias”. En 1937 se publicaron sus “Poemas del amor doliente” y su ensayo: “El alma de Voltaire y otras prosas”. Entre 1940 y 1941 se publicó su obra “Oro de Indias“ y su ensayo “Memorias”. En 1944 se publicó su obra “Páginas de oro”.
Fuente: Julio Villanueva Sotomayor
[identidad-peru-com]

lunes, 8 de agosto de 2016

Omar Moreno Palacios - Oración y Guitarra - Letra y video

Omar Moreno Palacios autor de:
Oración y Guitarra - Milonga
Compañera de huellas y de vida
confidente en las malas y en las buenas
nada hay nuevo en tu mundo y en el mio
creciste en la tierra de mi tierra
y ya es viejo en tu mundo y en el mio
que dormirá en la cuna de tierra de tu tierra
En agoreras noches de hastío
la soledad me invade el alma entera
y en el silencio tus notas cristalinas
endulzan a mi canto con goteras
y en el silencio tus notas cristalinas
son arpegios de luz que se enponcho de tinieblas
Verás rejas sonoras con tu ojo vacio
lagrimea el llanto de mi alma
y salen enlutadas mis canciones
como cuervos en rosarios de esperanzas
y salen enlutadas mis canciones
como potros de angel suaves y mojadas
Manantial de abrevar desilusiones
pulperia que alcoholizo la esperanza
silencio sepulcral de una capilla
azufrando los diablos pa’ mañana
silencio sepulcral de una capilla
cuando elevo en su altar una preglaria
Llora guitarra llora ,porque el dolor
porque el dolor , en tu madera se hace oración
y por eso te pregunto: ¿guitarra que tengo yo?
Letra transcrita por mi.

lunes, 1 de agosto de 2016

La Poesia de Lauro Viana



La guitarra de los gauchos

Como en el aforismo emersoniano
el gaucho no era más
que la mitad de sí mismo
la otra mitad era su guitarra

parco en palabras
esculpía en ritmo sus emociones
y las lanzaba por su boca

reconcentrado y profundo
como esos pozos que acuñan
monedas de cielo
allá en la hondura

para mirarse por dentro
se asomaba a ella como a un brocal
y a la cincha de sus cuerdas
se baldeaba pico afuera

así pulsándola
se pulsaba las propias entrañas

de ella sacaba flores
para las trenzas de su china
y hasta estrellarse con ellas
la noche del chiripá

romántico como era
nacía con una rasguera de guitarras
galopándole en la sangre
la guitarra era arrullo
sobre su rústica cuna

y cuando la adolescencia
le prestaba a su figura
la pincelada del bozo sobre el labio

la guitarra
era la primera mujer
que ceñía entre sus brazos
con ella contra el pecho
inauguraba sus actitudes de hombre

por eso amaba tanto los payadores
se hundía entre sus guitarras
como en una cueva de milagrerías
y afloraba desde ella
como desde una selva
la cabeza resonante de ritmos
y el alma estremecida de alas

todos los personajes más representativos
de la estirpe gaucha
los que podríamos llamar
los arquetipos de la raza
desde Santos Vega
hasta Don Segundo Sombra
pasando por Juan Cuello
Martín Fierro y Juan Moreira
fueron guitarreros y peleadores

no hay historias de gauchos flojos
es que para el gaucho
el hombre no valía
sino como afirmación de lucha
de ahí que alguna de las creaciones
de su guitarra primitiva
fueran exhaltación al coraje




El malambo

el malambo se baila contrapunteando
escenario lógico: la pulpería

suelta la guitarra su ritmo bravío

de la guitarra se contagian
las rodajas de las espuelas
cuyos pinchos lo inoculan al piso de tierra
que enardecido por la inyección
y acobardado por los pinchazos
se rebela y quiere irse, alzándose en polvareda

la atención religiosa del auditorio
tonifica los músculos del bailarín

la misma pulpería se asoma al espectáculo
por la pupila dorada de la botella de caña
que tiembla en el mostrador

el bailarín
en un alarde imposible de agilidad
zapatea avanzando y retrocediendo
con pasos cortos y precisos
fintea con las espuelas
como para despistar de sus intenciones
a un rival imaginario

arranca
zapatea avanzando
y sobre las barbas mismas del contrincante
remata la mudanza de un staccato con brío
como si quisiera
remacharse al piso
para hacerle pata ancha a una embestida

pero el malambo va más allá
hay mudanzas en que el bailarín
sale al medio cuchillo en mano
y al compás de la música
lo va chairando en la bota

y otras en que lo clava en el piso
y le zapatea alrededor
como en un grito salvaje de adoración

enfrenta la liturgia al terminar
la copa de caña que le valió la proeza
es como un cáliz que se alza
en la noche de coraje



La Cifra


la cifra en cuyo galope heroico
siguió acuchillando el aire
con el grito engallado de las primas
y el rumor tumultuoso de las bordonas

la misma tragedia enorme
que ardió en el refucilo de los aceros
y vibró en el tronar de los trabucos

cuando en pos de una bandera
que el viento estaqueaba
contra la luz del cielo
llevando la muerte jineteando
en el filo de los corvos

y la victoria encandilada
en el filo de las moharras
cruzó cargando la montonera gaucha
sobre el silencio verde de la llanura
percudida
por los clarinazos enronquecidos
de putear coraje

la cifra se usaba también
para cantar de contrapunto
o para acompañar historias
o relatos de sucedidos
enancados en ellos
iban estirando los pagos
las mentas de los matreros
y llegaban a los confines
a horrorizar las ranchadas
los estragos del malón

la cifra fue el mester de juglaría
en que se cantó gesto a gesto
toda la epopeya que la raza
hilvanó a coraje limpio

para el gaucho
el hombre no valía
sino como afirmación de lucha
y de ahí
que ninguno de los personajes de su literatura
se moviera en la naturaleza
sino que mas bien
se revolvía entre sus instintos


Vidalita

Pero es en la vidalita
donde la guitarra de los gauchos
se sale de entre la caja
baila sobre la llanura
se emponcha de sol
mira alrededor
y descubre el paisaje
intuye el arte
y se hace pintora
y aunque no ahonda en la naturaleza
nos da por lo menos
su reflejo
la vidalita
es auténtica pena india
que parece pintara
describiera, comentara musicalmente
toda la enorme tristeza
toda la angustia infinita
en que se abisma la pampa
desde que
horrorizados de su desolación
la dejaron abandonada
para siempre los horizontes



El Estilo

Como una vieja tranquera
galvanizada de adioses
toda enmohecida de ausencias
que vuelve a abrirse
una tarde aceitada de regresos

se abrió la guitarra gaucha
como una ventana al cielo
cuando del fondo mismo de las edades
haciendo pie en el ancestro
se le asomaron las albricias
de un mundo nuevo
y así nació
el estilo

como otra guitarra
con bordonas de sangre
vibrando entre sus manos
acordara su temple a sus ardores
pulsó el gaucho ahora a una mujer

y descubrió el amor

no el amor que bramara en su instinto
sino el amor que sube de la entraña
y se hace humedad en los ojos
silencio en las bocas
adoración en las frentes
y al enfrentarnos los pechos
nos va prendiendo las almas
como con broches de luz

y en el rogar forastero
del estilo quejumbroso
va su amor esperanzado
como un cachorrito ciego
aullando sobre los rastros
de la mujer de sus sueños

es en el estilo
profundo de hondura psicológica
donde la guitarra de los gauchos
raya a la mayor altura

en él
en sus cuerdas afinadas
de urgencia inédita
palpita en potencia lo eterno

el estilo es el canto de la raza
reclamando el nido tibio
donde empollar la nidada
que ha de cumplirse en el tiempo

el estilo es el grito del institnto
sutilizado en lamento

el estilo
llora ausencias de mujer


La Milonga

Amenizando las veladas de los descansos
bajo las constelaciones
al resplandor de la llama
con hipo de los candiles
que jadeando junto a la carreta
como en un cansancio de mil leguas
borroneaban de luz la oscuridad
llegó la guitarra al pueblo

pero desertó enseguida

se ahogaba entre los horizontes rotos
le lloraban los estilos
nostalgia de campo abierto
le dolían los malambos
embrujados de nazarenas

se refugió en el arrabal
aledaño a la llanura

desde allí
se asomaba al mostrador de los boliches
a respirar inmensidad
o salía de las tertulias borrosas
a refrescarse de atardeceres gauchos
a esa hora en que la noche recoge las estrellas
y allá atrás del horizonte
las va pasando a degüello
para ensangrentar la aurora

y como el hijo del gaucho
sin dejar de ser gaucho
dio en el compadre
sin dejar de ser gaucha la guitarra
se hizo orillera

por su gestión estética
para arrimar en el tiempo
se injertó de presente
y así retoñó
la milonga

esa garúa musical con que los payadores
amasaron el barro pampa de sus cachorros líricos
y a cuyo ritmo fácil
en los contrapuntos
se cruzaban de un viaje los temas

claro
con dos arpegios engallados a un ritmo
se componía una milonga sencilla
sencilla y aguantadora
como para meterle con todas las cuerdas
y hasta que las velas no ardan

como le metía el negro gabino
en cuyos dedos la milonga fue toque de carga
como fue también
astro preponderante en la noche
el revés de su frente
estrellada por dentro



El Tango

La guitarra
imbuida en los idilios románticos del suburbio
se enmaridó al acordeón
porque una noche
medio ebria de habaneras
quien sabe qué cosa le deslizó en las clavijas

y convertida en proletaria
conchabada en los boliches
o contratada en los bailes
fue mucho tiempo con él
estrellando de rancheras las noches del arrabal
hasta que
grávida de sones nuevos
le llegó el trance obligado
y un día
de entre sus cuerdas tendió sus alas
el tango

cristalización de cosmopolitismo
que amalgama entre su urdimbre
la bravura de las jotas
las impostaciones de la canzoneta

la alegría ingenua
como de percal floreado de la tarantela
las cadencias estiradas
como ponchos al viento de las vidalitas

la tristeza como de gauchos
en el atardecer de los estilos
el adiós que me voy llorando de las vidalas
y el a ver quién me pisa
el poncho de las milongas

pero de la misma manera como en el individuo
por encima de los caracteres asimilados en la cultura
suele primar absoluto
el sacudón del instinto
así también
dominando sobre todo
el conjunto de armonías nuevas
el viejo coraje racial se enseñorea
único
en ese su ritmo bravío
que fija en los cuerpos actitudes procaces
y clava en las miradas carteles de provocación

el tango es el evangelio rojo
de los nazarenos de la puñalada
que andaban por la vida rezando
en sus guitarras sangrientas
padres nuestros al culto de la hombría

el tango es el lenguaraz
que traduce la profunda pena
de todos los tristes
que no saben llorar

en él llora el dolor de la madre
por el hijo que está en cama
por el mirar soslayado de desvíos inminentes
de unos ojos rantifusos
y gime la tragedia
de la sirvientita criada guacha
a quien un día
tal vez por equivocación
le trajo un hijo la cigüeña

el tango es la marsellesa
en que ruge sus dolores el suburbio
o es como un viento imenso
que inflando las almas
las revienta en un gesto requintado de hombría
cuando el taita del arrabal echa adelante su instinto
y arranca de la cintura para escoltar la bravata
su vieja daga de guapo
afilada de coraje